"Resultan un tanto desalentadoras las campañas gubernamentales «en favor de la lectura» (frase usada hasta el cansancio en México). Desde hace medio siglo en el mundo son excepciones los dirigentes de toda índole formados en la lectura. (…) El alejamiento orgánico de la lectura de parte de la clase gobernante ha tenido, entre otros, un costo: la ausencia de medidas de protección. A diferencia de los gobiernos de España, al tanto de las ventajas de una política fiscal que aliente a las editoriales, los gobiernos en América Latina suelen presionar por más impuestos a libros y editoriales, sin la mínima visión de conjunto del asunto.”*
Quizá "Leer para aprender" sea uno de tantos ejemplos de campañas diseñadas para fomentar la lectura en México. Apoyados de los mismos discursos pretenden convencer de que la lectura es divertida; buscarán influir no sólo en los niños, sino también provocar que sean los padres y maestros los que transmitan el gusto por los libros… con medidas como esta es evidente que prevalecerán las políticas de promoción de la lectura, no de protección.
* Fragmento tomado de Elogio (innecesario) de los libros, ponencia de Carlos Monsiváis en el 6º Congreso Nacional de Lectura.
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