4 de marzo de 2011

Como les va en la feria

Palacio de Minería

Los museos dejaron de ser el último recurso. Mas allá de las lecturas y las tareas, las escuelas de nivel básico del Distrito Federal están optando por visitas a exposiciones y ferias los profesores buscan ampliar el bagaje cultural de sus alumnos.

 “Hay que buscar alternativas para que los niños y jóvenes se acerquen a la cultura” aseguró Cristina Delgado, profesora de la escuela primaria  David Alfaro Siqueiros, quien este martes visitó la trigésima segunda edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

Según palabras de la profesora, la mayor dificultad para que los niños se acerquen a los libros está en que los consideran aburridos. Pero para los alumnos de la profesora Delgado el problema es otro: no leen lo que realmente les gusta.

Sonia Fuentes a sus 12 años ya ha leído toda la saga de Crepúsculo, pero sus calificaciones en la escuela son muy bajas, pues en voz de su maestra no lee como debe. “No me gusta leer lo que nos dejan en la escuela, el libro de geografía es muy feo yo mejor leo Eclipse porque me gusta Edward Cullen” comentó Sonia.

Expositores de la ´FIL del Palacio de Minería
El costo de los libros fue también un tema importante entre los alumnos de la maestra Delgado, “Yo iba a comprarme Ghostgirl pero es muy caro, sólo traigo $50”, contó Sonia historia que se repitió con los casi 20 estudiantes de la escuela David Alfaro Siqueiros, pues ninguno de ellos compró algún ejemplar.

Algunos alumnos de la maestra Delgado se mostraron apáticos durante su estancia en la feria, pues consideraron que no había algo importante para personas de su edad. “Esto es para gente grande, debería haber más cosas para los niños. La gente se la pasa viendo libros y no hay nada más que hacer” dijo Sergio Hernández de 11 años; mientras que otros como Jimena Álvarez disfrutaron de los libros, revistas y separadores que ofrecían los expositores a los visitantes.

La Feria Internacional del Palacio de Minería terminará este fin de semana y han recibido la visita de aproximadamente 17 escuelas de nivel básico del Distrito Federal, según las cifras de los organizadores del evento, quienes consideran que dichas visitas son un nuevo nicho de oportunidad que deberá vigilarse y contemplarse en las futuras ediciones de la feria.

Una buena idea

El costo de la lectura

15 de febrero de 2011

Edita, editor, editorial

La publicación de libros no es una tarea que debe dejarse a un pequeño grupo alejado de las políticas educativas y económicas del país; quizá las políticas editoriales de países avanzados parezcan objetivos inalcanzables, pero el trabajo bien adaptado a las condiciones del país interesado en implementar o fortalecer la industria editorial es una buena solución cuando no hay un grupo de personas que puedan orientar en dicha labor.

La importación de libros es un ejercicio que debiere realizarse sólo cuando la información no esté disponible bajo los referentes culturales originales de la persona que busca hacerse de ese conocimiento, cuando la industria editorial es fructífera en un país no sólo abundan las casas editoriales, sino que los autores tienen mucha más libertad y posibilidad de difundir sus estudios o relatos de ficción a personas interesadas.

La publicación es producto de una labor metódica y en la mayoría de los casos grupal. La cantidad de personas que intervienen en él pueden variar en función del tiraje o de la posibilidad y exigencias del autor para dar a conocer su trabajo, sin que el hecho de que sean pocas personas demerite la calidad de una publicación.

Detrás de cada publicación hay una persona o grupo de personas encargadas de distintas áreas en las que el libro va tomando forma. Así se establecen cuatro segmentos cuya trama va a dar lugar a un libro en tiempo y forma. El autor, el impresor, el vendedor y el editor son los responsables de llevar un libro a las manos de los lectores, cada uno con una función y una carga de responsabilidades que, en ocasiones, van más allá de su posibilidad de maniobra.


El primer eslabón de esta cadena es sin duda el autor, pues es él quien tiene en su manuscrito un tesoro que debe difundirse a los demás por su relevancia, temática o narrativa. No sólo es el poeta, novelista o dramaturgo, en ocasiones instituciones asumen este papel como difusor de ideas e investigaciones. El autor no sólo es un nombre, es una figura legal que requiere protección de su obra; dicho amparo se extiende a su obra haciendo de ésta propiedad intelectual, tal como sucede con las patentes industriales.

La piratería y el plagio son algunos de los tópicos más importantes en la legislación sobre derechos de autor y copyright,  pues además de que el autor es el único que puede atribuirse la propiedad de la obra es también quien debe decidir la forma en que va a distribuirla, ya sea por cesión de derechos o un contrato con regalías.
La vida del autor no es sencilla, pues no todos están dedicados de tiempo completo a escribir y, en algunos casos, requieren de la ayuda de editores creativos para dar forma a una obra.

Otro de los eslabones con gran importancia es el impresor, no sólo porque será este quien reproduzca en términos meramente mecánicos un libro sino porque el diseño tipográfico, tipo de papel y armado de los libros es una labor que debe cuidarse porque de la presentación también depende que el lector se acerque al material. Además de esta ardua labor el impresor debe estar consciente de la problemática económica y de cumplir con los acuerdos a los que haya llegado con la casa editorial.

El vendedor de libros es el vínculo entre las librerías y, en ciertos casos, del comprador final de los libros. Algunas casas editoriales tienen ciertas políticas de distribución masiva que permite que los libros se distribuyan en mayor cantidad y a lugares más alejados. Las librerías son también parte esencial del mundo de los libros, pues en ellas se concentran grandes cantidades de libros de diversos temas para satisfacer todos los gustos.

Pero estas esferas aparecen ante nosotros como mundos aislados y dispersos; sin embargo, la fuerza que cohesiona estos mundos y que es la columna vertebral en toda publicación es el editor. Las responsabilidades y tareas que debe cumplir permiten que los libros lleguen a nosotros con calidad en cuanto al contenido y la forma. En el universo del editor hay un proceso que con mayor o menor complejidad debe realizarse al pie de la letra.

Los materiales audiovisuales que complementan a los libros son ahora uno de los campos donde los editores también tienen injerencia, pues su labor es establecer el ritmo al que tocará la orquesta.

No siempre desaparecen

El proceso de evolución del hombre no sólo lo hizo destacarse de otras especies de manera biológica. El surgimiento del lenguaje como factor de construcción de organizaciones complejas, la distribución del trabajo, la coordinación logística y forma de estructuración de cada grupo social ha permitido que el hombre haya llevado su especie a terrenos donde el avance en la ciencia y la tecnología sorprenden segundo a segundo.

Con la escritura las formas de comunicación se diversificaron dando lugar a la expansión del comercio y con ello al intercambio de información que dio lugar a un crecimiento importante de innovaciones. El siglo XX significó el gran salto de la comunicación basada en las grafías a las tecnologías del habla; esto fue el inicio de lo que ahora llamamos medios d comunicación de masas.

El perfeccionamiento de las formas de comunicación llevó a que en los albores del siglo XXI se iniciara un cambio vertiginoso en la tecnología comunicativa y por tanto en las formas de vida. Así lo que por muchos años fue la única forma de soporte documental –revistas, periódicos, libros y demás publicitaciones—se convirtió en una forma antigua, que no en desuso, de conservar información.

El soporte digital del lenguaje ahora es casi intangible. Pero en esta vorágine de cambios en las formas de comunicación también modificó la manera en que el hombre se desarrolla con otros hombres. La creación de comunidades virtuales que traspasan barreras idiomáticas, geográficas y culturales es tan solo un ejemplo de las variantes comunicativas que propone la tecnología.

El intercambio de información, el flujo permanente de datos, la posibilidad de cruzar referencias y consultar fuentes que están en otros idiomas, expuestos por especialistas de otros países, conocer personas y exhibir cierta información de nosotros mismos nos hace concebir la red como un documento en el que centenares de millones de personas escriben, día a día, una parte de éste y, al mismo tiempo, consultan lo que otros están poniendo en este gran lienzo.

La educación no tenía porqué permanecer fuera del alcance de lo digital, sin que eso haya significado el reemplazo de libros, si hay una mayor cantidad de información al servicio de educandos y educadores. Sin embargo, esto también deja al descubierto una problemática distinta; la alfabetización no sólo en función de cuánto se conoce del lenguaje para poder descifrarlo y producirlo, ahora la comprensión y la adquisición de nuevas capacidades técnicas se vuelve parte de los conocimientos que las instituciones educativas deben proporcionar.

El equilibrio entre lo analógico y lo digital significaría un enriquecimiento al proceso formativo de niños y jóvenes, pues el uso de lenguaje con todas sus reglas y excepciones es quizá una de las mejores razones para que lo analógico se resista a desaparecer ante lo digital.

La parte emotiva y utilitaria de los soportes analógicos no siempre puede ser sustituida por los soportes digitales, el descuido en redacción que generan los procesadores de texto es sólo un ejemplo de todas las implicaciones que conlleva la sustitución de soportes analógicos por digitales, no porque lo digital sea malo por definición, sino porque el mal uso o mediocre aprovechamiento de esta herramienta puede llevar al educando y al educador a un abismo.

8 de febrero de 2011

Verbos y tiempos

Hay palabras a las que ya no se respeta. Verbos, adjetivos y sustantivos sufren de una distorsión en la práctica que los haría renunciar a su origen y buscar algo que los dignifique de nuevo. Carlos Monsiváis en Elogio (innecesario) de los libros profundiza en las deformaciones que el verbo leer ha soportado, ahora inmerso en una sociedad invadida por las imágenes, la tecnología y los pretextos para no declararse libremente como lector.
 
Quizá valga la pena hurgar en algunas conjugaciones del verbo leer, en un ejercicio casi psicoanalítico, pues cada tiempo verbal cuenta historias distintas sobre cómo el ser humano, sin importar condición social y posición geográfica, hace una “lectura” distinta de lo que implica leer.


Leer en tiempo
 
Lee (presente): tal vez debiera ser un imperativo cotidiano del hombre, no sólo como un acto mecánico e irreflexivo; la lectura requiere de un alto grado de comprensión en la que se permite al ejecutante de la acción penetrar realidades fuera del alcance de los manuales, instructivos y notas de diarios, por muy buenos que estos sean.

Leía (copretérito): aquí se guarda la nostalgia y el cinismo; es para algunos la huella de lo que fueron y que la falta de tiempo ha modificado, para otros es sólo la tortura de los años de escuela; es también el rescoldo de un bestseller que estaba de moda o la renuncia a una actividad que es tachada de improductiva.
 
Leería (pospretérito): palabra que almacena excusas de cualquier índole. Se puede culpar al gobierno, la economía, las políticas públicas, la televisión, la increíble belleza de las telenovelas, las transmisiones deportivas, además de las editoriales, las librerías, los escritores, los precios, los tamaños y hasta los olores… lo importante es encontrar una buena razón para no hacerse de un libro como compañero de viaje o instructor personal.
 
Leyó (pretérito): contiene las diferentes huellas que deja un libro en el andar de un hombre. La capacidad transformadora de una buena lectura evita que los analfabetas funcionales crezcan exponencialmente, no se necesita ser un ávido lector para que una historia, de cualquier longitud, transforme la manera en que un ser humano se ve frente al espejo y asimila la realidad sin el filtro de la rutina.
 
Leerán (futuro): forma verbal que debería plantearse como interrogante; a corto, mediano o largo plazo es una duda que recae sobre toda la cadena de involucrados en un proceso de lectura, desde los autores, editores y distribuidores de un arma del intelecto.

Más allá del formato en que se presenten en el futuro los libros, la posibilidad de que las personas tengan acceso a ellos, sin importar los motivos que los acerquen, es vital para que las connotaciones positivas hacia la lectura y los libros sigan acumulándose. Así en una palabra de cuatro letras se puede resumir cómo cambiar el mundo desde el interior del hombre… leer.

"Leer para aprender" - Campaña 2011






















"Resultan un tanto desalentadoras las campañas gubernamentales «en favor de la lectura» (frase usada hasta el cansancio en México). Desde hace medio siglo en el mundo son excepciones los dirigentes de toda índole formados en la lectura. (…) El alejamiento orgánico de la lectura de parte de la clase gobernante ha tenido, entre otros, un costo: la ausencia de medidas de protección. A diferencia de los gobiernos de España, al tanto de las ventajas de una política fiscal que aliente a las editoriales, los gobiernos en América Latina suelen presionar por más impuestos a libros y editoriales, sin la mínima visión de conjunto del asunto.”*
Quizá "Leer para aprender" sea uno de tantos ejemplos de campañas diseñadas para fomentar la lectura en México. Apoyados de los mismos discursos pretenden convencer de que la lectura es divertida; buscarán influir no sólo en los niños, sino también provocar que sean los padres y maestros los que transmitan el gusto por los libros… con medidas como esta es evidente que prevalecerán las políticas de promoción de la lectura, no de protección.

* Fragmento tomado de Elogio (innecesario) de los libros, ponencia de Carlos Monsiváis en el 6º Congreso Nacional de Lectura.